No se puede uno acostumbrar a la luz que brilla en otra persona. 
 
Aferrarse a los recuerdos es una estupidez que todos cometemos demasiado.
La mayoría de nosotros huimos de las cosas cuando se ponen difíciles; y sin embargo, volver al pasado, que es algo que sabemos que es imposible, está siempre presente a lo largo de nuestra vida.
Se trata sólo de alumbrarte con la luz de los que sí están contigo. Cuidarlos, y dejar que te cuiden. Regalar sonrisas limpias. Escuchar por lo menos una vez una carcajada de risa con algún amigo, sentir la energía que crea eso en ti. Da igual que nadie entienda el por qué, ni siquiera tú mismo,  lo que sirve es que hace que tu propia luz brille y te llene de fuerza.
Son esas pequeñas cosas inevitables que a pesar de no tener ninguna explicación llenan de razones el camino. 
 
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