domingo, 2 de septiembre de 2012

Jeux d'enfants.


Si algo significa Septiembre es nostalgia. Se asoma el primer contacto con el frío, no solo el del otoño sino también el de la ausencia. Y yo que me agarro tanto a los buenos momentos, a las bandas sonoras que pasan por la vida, a las buenas personas que estás disfrutando ahora no sé de qué manera soltarlas.


Guardo con  cariño de este verano un montón de atardeceres, noches de estrellas infinitas y luces que brillan. El olor del mar y las primeras pisadas en la arena, perderme por calles desconocidas y las noches de verano. Esas noches que no tienen prisa, ni ganas de soñar, sólo de vivir. 
Llega el remolino de recuerdos, que a veces te hace volar, y otras te tira al suelo y te despeina y te deja durante unos segundos con la impotencia de no poder levantarte.

Y ahora me queda sólo una despedida, una de las chungas, un "hasta pronto" que me deja un poco los días en blanco y las tardes vacías. Pero yo pienso más en la otra cara de la moneda, en un reencuentro con mil historias que contar.




Hay que darle la vuelta a la tristeza, hay que hacerle cosquillas a la vida, hay que decirle a Septiembre que hemos cogido mucha fuerza porque sabemos que es un mes peleón.
Quien sabe, tal vez llegue pronto el día en que su llegada solamente traiga ganas de empezar.








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